Autor: Andres Dominguez,1 Docente Maestría en Economía Urbana y Regional, Escuela de Economía, Universidad Sergio Arboleda
27 de abril de 2020
Es trivial, pero debo mencionarlo: Epicteto decía que un aspecto fundamental del ser humano es que es social, no solo en el sentido de buscar la compañía de otros, sino de una manera más profunda porque no es posible existir sin la existencia de los demás. El primer humano anatómicamente moderno surgió en África oriental hace unos trescientos mil años, eran como nosotros: relativamente débiles, sin la velocidad de un jaguar ni la fuerza de un tigre, pero aprendieron a trabajar juntos. En un escrito anterior mencioné que las ciudades son entidades espaciales en donde se concentra la actividad económica y la población. Al escribir esto me pregunto si mencionar esos dos conceptos por separado ya es un problema: no hay actividad económica sin población, no hay población sin actividad económica. Actualmente la mayoría de la población mundial vive en áreas urbanas, según organismos internacionales, en América Latina el porcentaje llega al 80%. En Colombia, según datos del Censo poblacional de 2018, el 77% de la población vive en cabeceras municipales. En las áreas urbanas se concentran los grandes problemas de la humanidad, el cambio climático, la corrupción, la pobreza, el hambre, la informalidad, allí vivimos para lo bueno y para lo malo, y ojalá que también estén allí las personas con las ideas para intentar dar solución a esos problemas. Esto sin olvidar que en las zonas rurales se presentan de hecho problemas asociados al cambio climático y en el caso de Colombia la actividad de grupos armados ilegales (pero ese análisis sería objeto de otro documento).
El objetivo de este corto documento es revisar, con los datos publicados hasta el momento, la potencial relación positiva entre la densidad de población y el número de personas contagiadas con el virus SARS-COV-2. La relación positiva, al menos en principio estaría justificada porque en un entorno con alta densidad de personas el número de contactos por persona es mayor y, por tanto, la probabilidad de contagio se espera que sea mayor. La inquietud por prefigurar esta relación surgió al leer una noticia que se preguntaba por qué el virus no afectaba igual a New York y California en los Estados Unidos en donde uno de los factores diferenciales era la densidad2 y un Working Paper de Milena Almagro y Angelo Orane-Hutchinson (2020) en donde trabajan con información a nivel de zip code.3
Los datos utilizados se encuentran en las páginas web de la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá, la Secretaría de Salud Pública de Cali, y el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia.
El reporte del Ministerio de salud del 26 de abril de 2020 indica que en Colombia se registraron 5,379 personas confirmadas con el virus SARS-COV-2. El 40% los casos se encuentran en Bogotá, 2,152. La tasa de fallecimientos es de 4.5% y, aunque desde aquí se vea como un porcentaje relativamente bajo, nadie quiere ser parte de esa cifra.
Ahora bien, calcular la densidad de población podría ser un ejercicio sencillo. Sin embargo, puede existir un problema al calcular el área con la cual se obtiene el resultado. Por ejemplo, revisando la información estadística de Bogotá en un portal público como es Wikipedia, se encuentra que la población total es de 7´743,955 habitantes, en una superficie de 1,775 kilómetros cuadrados, la densidad que aparece allí es de 4,907 habitantes por kilómetro cuadrado. Esto supondría que en cada kilómetro cuadrado del territorio distrital viven aproximadamente 4,900 personas. Cualquier persona que tenga conocimiento sobre el territorio distrital argumentará que el 75% de ese suelo es rural. Por tanto, el cálculo de la densidad debería ajustarse a este tipo de circunstancias administrativas.
El mapa de la Figura 1 presenta la densidad poblacional a nivel de localidad dentro del área urbana de Bogotá y en las cabeceras municipales de algunos municipios del departamento de Cundinamarca. Como se puede observar, las localidades y cabeceras municipales en amarillo tienen una densidad entre 10,000 y 15,000 personas por kilómetro cuadrado, el color naranja identifica densidades entre 15,000 y 20,000 personas. Mientras que el color rojo identifica las densidades superiores a 20,000. Existe evidencia con respecto a que en las ciudades latinoamericanas los barrios más densos se concentran los mayores niveles de pobreza e indigencia y es donde las condiciones de salud de las personas son más precarias. El color gris está relacionado con densidades menores a 10,000 personas y el color verde identifica el suelo rural o de protección del distrito. Los mapas de la Figura 2 muestran la información para los departamentos del Valle del Cauca y Antioquia (para Antioquia la información de contagios no está publicada por comunas, mientras que para Bogotá los datos se encuentran por localidades y para Cali por comunas).
La Figura 3 muestra dos gráficos con la relación entre las densidades de población y el número de personas contagiadas (confirmadas). Esto se hace para Bogotá a nivel de localidades, para Cali a nivel de comunas y un tercer gráfico para 11 cabeceras municipales: Medellín (287 casos confirmados), Cartagena (206), Villavicencio (176), Santa Marta (124), Pereira (126), Barranquilla (101), Neiva (66), Cúcuta (55), Bello (50), Palmira (47) y Soacha (46). Por tanto, los tres gráficos representan la información del 73% de los casos confirmados en el país. En la Tabla 1, al final de este documento, se encuentra la información con la cual se obtuvieron los gráficos.
Ahora bien, la hipótesis que se plantea tiene que ver con la potencial relación positiva entre la densidad de población y el número de personas contagiadas, no como una relación causal, puesto que en el conjunto de variables que deberían funcionar como control estarían, por ejemplo, la rigurosidad del aislamiento a nivel local, las condiciones para que las personas puedan cuidarse, lavarse las manos, usar tapabocas, etc. Contrastar esta hipótesis podría ser interesante en la medida que es posible medir costos asociados a la densificación en las ciudades y diseñar, para el futuro, planes de ordenamiento que permitan disminuir estos costos directos e indirectos. Adicionalmente, probar esa hipótesis empíricamente debería tener en cuenta, al menos, los tres siguientes puntos:
· Los contagios no iniciaron en los municipios al mismo tiempo. De tal manera que las curvas de contagio tendrían que ser tratadas para corregir los rezagos.
· El número de pruebas realizadas diariamente es muy bajo, lo que no permite tener una medida confiable del número actual de personas infectadas (el promedio en lo que va de marzo es aproximadamente 3000 pruebas diarias en todo el país).
· Se requiere información espacialmente más desagregada con respecto a los datos de contagio. En los casos de Bogotá y Cali es posible obtenerlos a nivel de localidades y comunas respectivamente. Sin embargo, tanto las localidades como las comunas son entidades bastante heterogéneas.
El lunes 27 de abril inició la progresiva reactivación de la actividad productiva en los sectores de la construcción y la manufactura. Las ciudades han hecho un esfuerzo gigantesco para que las personas se mantengan en su lugar de residencia y que los casos de personas infectadas con síntomas graves y moderados no colapsen el sistema de salud. Al día de hoy, el número de pruebas diarias sigue siendo bajo, el número de unidades de cuidados intensivos sigue siendo bajo y la incertidumbre económica y social va en aumento. Además, nunca había sido tan necesario reducir la corrupción en la administración pública, reducir la informalidad en la economía, fortalecer la actividad agrícola y pensar en un sistema de salud diferente, puesto que bajo la estructura de la Ley 100 de 1993 no es posible garantizar la cobertura en tiempos de pandemia.
1 Agradezco los comentarios de los profesores Alex Araque y Ernesto Cárdenas, ambos de la Escuela de Economía, Universidad Sergio Arboleda. Los errores y omisiones en la versión final se encuentran bajo mi responsabilidad.
2 El País de España (01 de abril de 2020): https://elpais.com/sociedad/2020-04-01/por-que-el-coronavirus-no-esta-afectando-igual-a-california-y-a-nueva-york.html
3 Almagro and Orane-Hutchinson (2020). The determinants of the differential exposure to Covid-19 in New York City and their evolution over time. New York University