ENFERMEDADES NO TRANSMISIBLES, CALIDAD DEL AIRE Y ACTIVIDAD FÍSICA EN BOGOTÁ

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Por: Hernán Darío Henríquez: Docente de la Maestría en Economía Urbana y Regional  –  David Felipe Holguín: Estudiante de Economía

La mala calidad del aire combinada con un conjunto más amplio de factores puede generar en los ciudadanos desde infecciones respiratorias leves hasta problemas crónicos como asma y Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC). Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen alrededor de 3,7 millones de muertes asociadas a la contaminación atmosférica, principalmente, por exposición a partículas contaminantes denominadas PM (del inglés “particulate matter”), lo que constituye para los adultos uno de los principales factores de riesgo de enfermedades no transmisibles, como la isquemia, el infarto agudo de miocardio, los accidentes cerebrovasculares, la neumopatía obstructiva crónica, el asma y el cáncer (OMS, 2015. p.43; CODS, 209).

El Censo Nacional de 2018 reveló que la población en Bogotá aumentó un 6,18%, llegando a 7.181.469 habitantes. En la medida en que se han localizado más personas y generado más actividades económicas, se ha incrementado el número viajes dentro de la ciudad por distintos motivos (trabajo, estudio, compras, etc.). Aunque Bogotá cuenta con un sistema de transporte masivo (TRANSMILENIO) para transportar un número importante de pasajeros hora sentido, esto no ha logrado desincentivar el uso de vehículo particular, ni ser la base de un sistema multimodal de transporte que mejore la movilidad urbana.

La elevada demanda de vehículos (y la libre entrada de estos), combinada con problemas estructurales como la limitada capacidad para expandir las vías existentes, los altos costos de asumir proyectos de infraestructura de transporte masivo, y un diseño urbanístico que ha privilegiado el uso del vehículo privado, implica enormes retos para las entidades de planeamiento que intentan configurar la movilidad de la ciudad con los menores costos privados y sociales. Entre los años 2014 y 2019 el parque automotor de automóviles, camionetas y motos creció un 24%, 62% y 23% respectivamente. Aproximadamente 2,4 millones de vehículos circulan por la ciudad, siendo el 50% de ellos automóviles, 14% camionetas, 20% motos y solo el 5% buses de transporte público y 2% taxis (Orostegui, O. 2019).

Los problemas de movilidad que vive la ciudad no solo afectan a los usuarios del sistema en términos de costo y tiempo de viaje, sino que conllevan al aumento de la posibilidad de padecer problemas de salud por las deficiencias en la calidad de aire que respiran. Esta situación se explica en parte por la emisión de gases nocivos como el dióxido de carbono, el dióxido de azufre, partículas de polvo, hollín, entre otras, expulsadas por vehículos de combustión (Frumkin, 2016). A su vez, la emisión de contaminantes no solo depende del tamaño del parque automotor, sino también de su edad promedio, el tipo y mezcla de combustible y la tecnología utilizada para su refinación, las bajas velocidades de recorrido (originadas por la congestión), las condiciones climáticas y hasta las características geográficas de algunas zonas de la ciudad.

Para Bogotá, las Unidades de Planeamiento Zonal (UPZ) con mayor concentración de partículas PM10, son similares a las UPZ con concentración de personas con enfermedades respiratorias crónicas (ERC). El mapa 1 y 2 muestran esa información para 2019. la concentración media de partículas PM10, es decir, aquellas partículas que tienen un diámetro menor o igual a 10 micras se presenta en el mapa1. En contraste, el mapa 2 muestra la concentración de personas con enfermedades respiratorias crónicas (ERC). En ambos casos, la información se presenta a nivel de Unidades de Planeamiento Zonal (UPZ).

mapa 1 concentracion de particulas pm10 - mapa 2 concentración de personas con ERC Bogotá - Economía Urbana y Regional

El mapa de la izquierda muestra cómo hacia el suroccidente de la ciudad se concentran los sectores con la peor calidad del aire de la ciudad, con niveles de material particulado superiores a 50 micras por millón. Por su parte, la población con enfermedades respiratorias se distribuye en la ciudad con una mayor frecuencia en áreas periféricas, explicado en gran parte porque son las áreas residenciales de la ciudad.

Otro factor determinante en las enfermedades no trasmisibles es la actividad física realizada por los individuos. Muñoz y et al. (2018) encuentran evidencia sobre la relación entre los entornos construidos y percibidos en que habitan las personas y la realización, o no, de actividad física y de esta a su vez, como determinante en la prevención y control de las enfermedades crónicas. En el mapa 3 se encuentra la concentración de las personas que no realizan actividad física en la ciudad para el año 2017. La zona suroriental concentra la mayor proporción de población con esta característica.

mapa 3 concentracion de personas que no realizan actividad fisica

Con el fin de explorar la incidencia de las enfermedades no transmisibles en la ciudad, se acude a la especificación y estimación un modelo estadístico que permite explicar cómo la calidad del aire puede afectar la aparición de casos de enfermedades respiratorias, cardiovasculares y diabetes tipo 2. Si bien, cada enfermedad tiene unas condiciones propicias para su desencadenamiento, se plantea la hipótesis de que existen condiciones urbanas que afectan directamente la aparición de las enfermedades tales como la calidad del aire y los factores indirectos que llevan a que las personas no practiquen actividades físicas que permitan reducir el riesgo de padecer alguna de las enfermedades mencionadas.

En este sentido, se plantea una regresión de Poisson para explicar el número de casos observados para las enfermedades, los cuales son obtenidos de la encuesta multipropósito para Bogotá a nivel de UPZ para el año 2017. Las variables explicativas usadas para el modelo son: material particulado inferior a 10 micras (PM10), el porcentaje de mujeres observado (ya que la prevalencia de este tipo de enfermedades puede ser mayor para este grupo), el porcentaje de personas mayores de 60 años (por que esta condición incide en el número de casos de manera “natural”) y el porcentaje de personas que no realizan ningún tipo de actividad física. La tabla número 1 presenta los coeficientes de la estimación.

Tabla 1

variable coeficiente
Intercepto -3.46637***
(0.334322)
PM10 0.00413***
(0.001534)
PrMujeres 12.228431***
(0.543711)
edad_60 2.45746***
(0.08693)
ActFisica 2.42230***
(0.174018)
 Errores estándar en paréntesis.

*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1

Fuente: Elaboración propia

Los resultados muestran que tanto el PM10, como la ausencia de actividad física tienen los signos esperados y sus coeficientes son estadísticamente significativos. Para el caso del PM10, se comprueba la hipótesis de que la calidad del aire afecta las condiciones de salud de la población. Sin embargo, el resultado sugiere que se requieren altos niveles de emisiones para generar un número de casos importantes de enfermedades respiratorias.

Por su parte, el coeficiente de no actividad física, teniendo en cuenta su signo y magnitud sugiere que la relevancia de llevar buenos hábitos en salud, que, aunque no contrarrestan la presencia de contaminación, si reducen el riesgo de padecer algún tipo de enfermedad considerada.

Este resultado es indicativo de que se requiere una acción gubernamental tanto en lo ambiental como en la salud, que permita reducir las fuentes de mala calidad de aire, las cuales, en algunas zonas de la ciudad superan los máximos admisibles. Así, se requiere actuar en atención en salud y en la alineación al debate ambiental, por cuanto una mayor incidencia de las enfermedades analizadas afecta directamente el gasto en salud y pone en riesgo la estabilidad del sistema de salud.

De igual manera, se debe utilizar la política en salud y la política de planeación del territorio de manera conjunta. Esto por el resultado que se muestra por no actividad física. El coeficiente asociado indica que si aumenta la porción de personas que no hacen ejercicio ni practican actividad física por lo menos 30 minutos a la semana, los casos de enfermedad nuevos aumentan en aproximadamente 2.4.

Aunque la elección de realizar actividad física es individual y depende de las preferencias por salud de las personas, las posibilidades de realizar ejercicio activo si depende de la oferta urbana. Por esta razón los equipamientos recreativos, las áreas de parques y la ubicación de escenarios para la práctica pueden contribuir a mejorar los hábitos de las personas en esta materia. Una planeación estratégica de oferta y ubicación de estos elementos puede contribuir a reducir el riesgo de contraer una enfermedad no transmisible.


Bibliografía

FRUMKIN, H. (2016). Urban sprawl and public health. Public health reports.

Muñoz-Rodríguez DI, Arango-Alzate CM, Segura-Cardona AM. Entornos y actividad física en enfermedades crónicos: más allá de factores asociados. Univ. Salud. 2018;20(2):183-199. DOI: http://dx.doi.org/10.22267/rus.182002.122

Oróstegui, O. (2019). Preocupa crecimiento de parque automotor en Bogotá. Tomado de: https://bogotacomovamos.org/preocupa-crecimiento-de-parque-automotor/

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